La pandemia ha traído varias situaciones desconocidas y muchas incertidumbres, lo que ha afectado significativamente nuestras vidas, como en el ámbito económico, individual, político, empresarial, etc. El hogar, la vida familiar y el trabajo adquirieron nuevos significados y se mezclaron en el día a día, lo que generó una sobrecarga emocional por requerir una forma diferente de afrontar la rutina en un momento de fragilidad. Los cambios generados por la pandemia han afectado a muchas personas, como puede verse por el aumento de la demanda de psicoterapia en los últimos meses.
Por ahora, no hay encuestas científicas consistentes sobre la salud mental en el período de la pandemia y los efectos de la cuarentena. En mayo de 2020 se llevó a cabo un estudio en la UERJ – Universidad Estatal de Río de Janeiro, que apuntaba a una progresión de la ansiedad y la depresión durante la cuarentena. En general, se observó una tendencia de incrementos similar a la del estudio en la experiencia clínica.
La experiencia clínica con personas diagnosticadas con mieloma múltiple también arrojó resultados similares, con un aumento de los síntomas de ansiedad durante la pandemia. Además de las incertidumbres que han surgido para todos, también existen, para las personas con mieloma, incertidumbres con respecto al tratamiento. Algunos pacientes a los que se les cambió el tratamiento, como un cambio en la fecha del trasplante de médula ósea, a pesar de comprender racionalmente el motivo del cambio, tenían miedo y fantasía de un empeoramiento repentino del cuadro clínico.
Los pacientes que no tuvieron su tratamiento alterado de la misma manera, mostraron miedo y una mayor preocupación por el entorno hospitalario, debido al alto riesgo de contagio con el coronavirus. Tenían miedo del espacio físico y de las personas que estaban allí, como empleados y otros pacientes. Además, algunas personas tuvieron somatización, es decir, sintieron síntomas del coronavirus, incluso sin tener la enfermedad.
Las personas diagnosticadas con mieloma múltiple cuyos familiares se van a trabajar también mostraron un aumento de la ansiedad, ya que los familiares tienen un mayor riesgo de infección y, en consecuencia, aumentan su propio riesgo de infección. En estos casos se percibió miedo al contacto físico con familiares y, en parte, también se percibió fantasía de muerte, ya que, al pertenecer al grupo de riesgo, temen que no se recuperen si se contagian. Las personas diagnosticadas con mieloma múltiple que continuaban yendo a trabajar tenían, además de ansiedad, pesadillas, conductas obsesivas, cómo limpiar superficies y el cuerpo con más frecuencia de la necesaria, y la misma fantasía de la muerte.
A pesar de los diferentes contextos y los numerosos desafíos vividos en la cuarentena, como se muestra aquí, las principales quejas de las personas diagnosticadas con mieloma fueron el anhelo por el contacto físico con los seres queridos y las actividades de ocio, como viajes y excursiones.
Otro aspecto muy importante observado recientemente, fue el efecto positivo del trabajo realizado por los grupos psicoterapéuticos y grupos de apoyo de la FITIM, ya que el intercambio de experiencias, los lazos de identificación y las orientaciones ofrecidas permitieron incrementar los recursos y repertorio para afrontar las adversidades de las mujeres. En este delicado momento de nuestra historia, la búsqueda de personas por parte de los grupos se percibe como favorable, porque indica el cuidado de uno mismo y esto es fundamental para el afrontamiento saludable y la mejora de la calidad de vida.