Por Ingrid Oliveira
El mieloma múltiple, un cáncer que comienza en las células de la médula ósea, es el segundo tipo de cáncer de la sangre más común en el mundo, con varios síntomas que afectan y desagradan a los pacientes. Entre las principales manifestaciones, el dolor óseo es el más incómodo. Esto se debe a que, además de la sensación de incomodidad, las tareas diarias se ven afectadas por la indisposición provocada por el dolor.
Sin embargo, el hematólogo Miembro del Comité de Enfermedades Gamma de ABHH – Asociación Brasileña de Hematología y Hemoterapia, Miembro de la Sociedad Internacional de Mieloma y del Grupo de Trabajo Internacional de Mieloma y Hematólogo del Hospital Universitario de la Universidade Federal de Bahia, y Rede D ‘ u Oncología, el Dr. Edvan Crusoe explica que la afectación ósea es frecuente, pero no todos los pacientes tienen el llamado dolor óseo: “la afectación ósea es muy común, alrededor del 70-80% de los diagnósticos tendrán afectación ósea. Pero no todos los casos tendrán dolor en los huesos, generalmente debido a microfracturas y pueden durar un tiempo durante el tratamiento”.
Este es el caso de la paciente con mieloma Telma Miranda. Diagnosticada en octubre de 2019, afronta una batalla diaria contra el dolor de huesos: “el comienzo fue muy difícil. No pude conseguir un vaso en mi mano. Me encerraron en la cama dos veces”.
Hay personas en las que el dolor puede ser insoportable, en otros casos se vuelve más leve. Esto varía según el diagnóstico, el estadio del mieloma y la situación clínica del paciente.
Sin embargo, el hematólogo aclara que tras el inicio de la quimioterapia el dolor disminuirá: “lo más importante es el tratamiento de quimioterapia y una asociación con el inhibidor de la osteólisis -medicación que puede bloquear el desgaste óseo- (bisfosfonato o denosumab), además de los medicamentos para el dolor, entonces depende de cada caso”, dijo el médico.
Telma es un ejemplo de esto, después de las quimioterapias volvió a sentir sus movimientos y volvió a hacer las actividades del día a día: “cuando comenzaron las quimioterapias, el dolor empezó a mejorar. Empecé a sentir fuerza nuevamente en mis brazos, para los que no recibieron un vaso … Ya comencé a hacer mi propia comida, o a lavar platos”, comenta la paciente.
Incluso con la medicación, es posible que el dolor continúe, como comenta el Dr. Evan Crusoe: “puede persistir por un tiempo, principalmente por la calidad de la respuesta al tratamiento. Pero suele recuperarse y el dolor cesa”.
El hematólogo también explica que se pueden utilizar potentes analgésicos, así como fisioterapia, acupuntura y masajes para aliviar el dolor, que en general no es malo. Sin embargo, deja una alerta para los intentos de aliviar los síntomas: “sí, se pueden realizar, y cualquier tratamiento para mejorar el dolor es aceptable y recomendable, pero NUNCA USE ANTIINFLAMATORIOS”.
Preguntado sobre la fisioterapia como forma de mantener la actividad para aliviar el dolor, responde: “no suele ser lo que mejora. Pero la actividad física siempre es interesante, con cuidado, por supuesto, ¡por el impacto en los huesos que se pueden fracturar!”.